Manifiesto por La Defensa de Las Semillas Nativas Naturales Libres en El Putumayo

 

Podríamos aventurarnos a afirmar que así como la raza humana tiene derecho a formular los derechos humanos, los hermanos mayores de las semillas tenemos la obligación moral frente a la vida, para que pastoralmente, sin dinero construir un verdadero y fuerte trabajo a favor de las semillas. (Alcides Jiménez).

Las organizaciones indígenas, afrocaicedenses, campesinas, sociales, ambientales y ciudadanos en general, nos unimosen el III encuentro de semillas y saberes ecológicos, realizada en Puerto Caicedo, donde se viene debatiendo y reflexionando sobre la situación en la que se encuentra el sector campesino Putumayense. Las personas participantes presentes manifestamos nuestra indignación por las políticas y normas de semillas expedidas por el gobierno colombiano, las cuales se han impuesto en el marco de los Tratados de Libre Comercio y que están llevando al agro Putumayense a una profunda crisis, donde se está vulnerando los derechos fundamentales establecidos en la Carta Magna como la vida, la libertad y el derecho a la alimentación.

De igual forma los Tratados de libre comercio, las políticas internacionales en lo referente al tema rural no han dado claras respuestas a la protección de la economía campesina, la conservación de su cultura, costumbres, territorio y de su entorno; por el contrario han favorecido los intereses de monopolios y de sectores externos que tienen intereses sobre la tierra para su explotación a gran escala con el uso de tecnologías contaminantes y economías definidas por las multinacionales, que han puesto en riesgo la estabilidad de las comunidades en sus territorios, el entorno natural y han fragmentado el tejido colectivo que se ha construido históricamente en los diferentes sectores del Departamento del Putumayo. 

Para las comunidades campesinas, indígenas y afrocaicedenses las semillas han sido el fundamento de su cultura, de sus sistemas productivos. Es por ello que los agricultores tenemos derecho al libre acceso, a la producción, a la recolección, a intercambiar y a reproducir. Las semillas nativas y criollas, se constituyen en el seguro que tiene la humanidad para enfrentar la profunda crisis de la agricultura frente al cambio climático.

Que En Colombia las leyes que vulneran la Libertad de las Semillas son:
-El artículo 4 de la Ley 1032 de 2006 que criminaliza a los agricultores por sembrar semillas de las empresas sin autorización y también las semillas “similarmente confundibles” a una semilla protegida legalmente.
-La Resolución 970 de 2010 del ICA, es un instrumento para perseguir, volver ilegal y criminalizar el uso de semillas nativas y criollas por los agricultores y exige que solo se pueden utilizar semillas certificadas y registradas.
-Ley 1518 de 2012 que aprueba el Convenio para la Protección de las Obtenciones Vegetales UPOV 91, le permite a las empresas apropiarse de las semillas, puesto que define como “obtentor” a “La persona que haya creado o descubierto y puesto a punto una variedad”; permite una protección similar a una patente y desconoce los “derechos de los agricultores” al impedirles la resiembra, uso, intercambio y comercialización. Esta ley fue derogada por la Corte Constitucional, en diciembre de 2012, por la no consulta previa con las comunidades indígenas y afrocolombianas.
-El Decreto 4525 de 2005 de bioseguridad, permite sin los debidos controles, la liberación comercial de cultivos y alimentos transgénicos y la contaminación de las semillas nativas y criollas.

La Resolución 970 de 2010 plantea la regulación de las semillas por parte del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), con el argumento de la sanidad y calidad de las semillas, pero en realidad es para el entregar el control monopólico de las semillas a las empresas, a través de la obligatoriedad del uso y comercialización de semillas certificadas y registradas y la prohibición de la producción, intercambios y comercialización de semillas criollas.

Por todos los argumentos expuestos, las organizaciones locales y sociales, Indígenas, afros, participantes en el III encuentro de semillas y saberes ecológicos nos declaramos protectores de la vida, la biodiversidad y las semillas nativas. Rechazamos rotundamente:

Al control asociativo sobre la vida, a todas las formas de propiedad intelectual sobre las semillas, a los organismos vivos y su conocimiento asociado, la biopiratería, las semillas transgénicas, las leyes ilegitimas que criminalizan el libre flujo y multiplicación de las semillas. Estas normas violan los derechos sobre el patrimonio genético y cultural especialmente los derechos colectivos las comunidades indígenas y campesinas sobre su biodiversidad y también el derecho de los ciudadanos a una alimentación libre y soberana.

Consideramos ilegales todas las normas que operan en Colombia que pretenden regular el uso de semillas, en el marco de la UPOV 91, del decreto 345 de la CAN, el artículo 4 de la ley 1032 de 2006, y la resolución 970 de 2010. De otra parte, todas estas normas han sido proferidas sin realizar la consulta previa informada con poblaciones étnicas. No vamos a reconocer ninguna ley que otorga de manera ilegítima la propiedad privada de las semillas y el control monopolizado a las empresas de las semillas, puesto que estas son patrimonios colectivos de las comunidades.

Rechazamos los decomisos de semillas y judicializaciones a agricultores que el Instituto Colombiano Agropecuario –ICA está realizando en diferentes regiones del país. Entre 2010 y 2011 se decomisó 1.167.225 kilogramos de semillas. Les notificamos que por cada semilla que nos decomisen, haremos que estas germinen y florezcan de nuevo, se multipliquen, se esparzan y caminen libremente con los agricultores por los campos de Colombia y principalmente de Puerto Caicedo y el departamento del Putumayo.

Teniendo en cuenta que la Resolución 970 de 2010 plantea la regulación de las semillas propias, proponemos difundir entre nuestras comunidades estrategias que garanticen las semillas libres, para ello, celebraremos el DIA DE LA SEMILLA LIBRE durante los eventos que realicemos en Nuestro municipio y rescataremos variedad de semillas criollas mediante la siembra permanente de ellas y la distribución entre las familias involucradas en el proceso, programando en las actividades de cada comunidadla siembra de nuestras propias semillas.

De igual manera nos comprometemos a promover acciones locales que visibilicen la importancia de la celebración de: las semillas son territorios libres, para que sean defendidos los territorios donde se cultivan, sus culturas y sus núcleos de unión social y faciliten la conservación local de las semillas propias y adaptadas, a partir de estrategias definidas localmente para su implementación. 
Exigimos políticas públicas a favor de sistemas naturales de semillas campesinas, y bajo nuestro control, que promuevan las semillas reproducibles y locales, que favorezcan la agroecología, el acceso a la tierra y el cuidado de los suelos, y también deben promover la investigación participativa controlada por los campesinos. Estas políticas deben prohibir la privatización y acabar con los monopolios de las semillas por la industria y no deben promover las semillas no reproducibles como los híbridos y tampoco los transgénicos, propios de un sistema al que la vida no le importa.

Hacemos un llamado a las comunidades indígenas, afro y campesinas de Puerto Caicedo a conservar, proteger, desarrollar y compartir nuestras semillas; esta es la mejor forma de resistir contra el despojo y la mejor forma de preservar la biodiversidad. Continuaremos trabajando dentro de nuestras propias parcelas agrícolas, las cuales han asegurado la alimentación de la humanidad durante años.

Igualmente hacemos un llamado a la ciudadanía en general que habitan las cabeceras municipales, para que se consuma lo que los campesinos producen, solo así se estará defendiendo el derecho a la alimentación y la reivindicación de la soberanía alimentaria regional. Actualmente, las comunidades rurales en Colombia producen más del 60% de los alimentos que se consumen en las grandes ciudades; en ese sentido, la privatización y penalización del uso de las semillas, pone en riesgo el derecho a la alimentación de los colombianos.

Las semillas en manos de los agricultores son un eslabón fundamental para que las poblaciones rurales y urbanas garanticemos nuestra soberanía y autonomía alimentaria. Es por ello que los agricultores estamos conservando las semillas, no solo para nosotros sino también para nuestros hijos; puesto que las semillas como lo reafirma la Vía Campesina (movimiento internacional que coordina organizaciones de campesinos, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, comunidades indígenas, trabajadores agrícolas emigrantes, jóvenes y jornaleros sin tierra), son patrimonio de las comunidades campesinas y afrocaicedenses y de los pueblos indígenas al servicio de la humanidad.

Puerto Caicedo, Septiembre de 2013