Una papa resistente a la polilla guatemalteca, que está siendo desarrollada en la Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB) de Medellín, estaría al alcance de los productores en unos tres años. Diálogo con María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio, quien destacó los beneficios de esta tecnología en materia de protección frente a las plagas, resistencia a herbicidas, ahorros en los costos de producción y aumento de la productividad.
DIARIO DEL HUILA publicó ayer, en exclusiva, que el país incrementó sus áreas de cultivos modificados genéticamente, ¿cuál es su lectura de este crecimiento?
Básicamente los agricultores ven en la biotecnología muchos beneficios. Año tras año o se mantienen estables en la compra de este tipo de semillas o se incrementa el área cultivada por ellos o por otros agricultores.
Los productores ven beneficios en la protección de sus cultivos frente a plagas, un mejor manejo de sus cultivos y por ende ahorran costos de producción y aumentan su productividad.
Arauca y Boyacá se estrenaron como departamentos en los cuales se siembran semillas transgénicas, ¿qué otros están en fila?
Sí, hay regiones interesadas. Todo depende del mercado que tengan los agricultores para comercializar sus cultivos. Hay no solo regiones, sino muchos agricultores interesados en utilizar este tipo de cultivos.
Y hablando de los productos, ¿cuáles son las semillas aprobadas para el país y cuáles están listas para entrar?
Lo que ocurre es que los cultivos genéticamente modificados están enfocados básicamente en cuatro: maíz, algodón, soya y canola. Aunque hay desarrollos en otros productos, estos mismos siguen año tras año mejorando. Los desarrolladores de este tipo de tecnología buscan ofrecer cada vez más beneficios a los agricultores frente a protección de plagas y resistencia a herbicidas.
¿En Colombia solo están aprobadas las de algodón, maíz y flores?
Hoy está aprobada la semilla de soya para dos regiones en Colombia, pero todavía no se cultiva. Básicamente creemos que esa situación se da por falta de mercado en el país porque este renglón ha disminuido drásticamente y casi todo lo que consumimos hoy en día es importado.
Pero ya está aprobada una soya tolerante a herbicidas para el Valle del Cauca y los Llanos Orientales.
En el país la aceptación de este tipo de cultivos y sus investigaciones son polémicas, pero en otras naciones hay bastante desarrollo en esta materia.
A nivel de investigación hay muchos cultivos más. En Estados Unidos se aprobó una manzana que no se oxida tan rápidamente; en Bangladesh hay una berenjena resistente a insectos; hay maíz y caña resistentes a la sequía; y esperamos que estas tecnologías también puedan llegar para que los agricultores tengan acceso a ellas.
Reconocemos que hay un proceso de regulación y evaluación previo y en consecuencia estas tecnologías pueden demorarse en entrar al país.
¿Y en Colombia, cuáles son las principales investigaciones que se están llevando a cabo?
El país sigue investigando. El proceso es lento, requiere muchos recursos y mucho tiempo para lograr la aprobación. El Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) sigue investigando en yuca, arroz y caña; Cenicaña hace lo propio en caña; la Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB) trabaja en una papa resistente a la polilla guatemalteca; la Universidad Nacional trabaja en maíz, en papa y en arroz.
Son investigaciones que se llevan a cabo en Colombia, pero que todavía pueden tardar unos tres años en lograr su aprobación.
¿Las entidades gubernamentales ponen muchas talanqueras para aprobar semillas biotecnológicas en el país?
Hoy en día, tenemos acceso a esta tecnología; sin embargo, se ve limitada por el tiempo que se demoran las aprobaciones, pero los agricultores colombianos tienen acceso a estas soluciones. Hay muchos investigadores en Colombia que le apuntan a desarrollar mejores productos con biotecnología.
¿Cuánto se puede demorar un trabajo de transgénicos?
En cuanto a investigación y desarrollo sabemos que obtener un producto en el mercado requiere por lo menos 15 años de investigación. Entonces tenemos que esperar unos tres años más, diría yo, para obtener el primer producto genéticamente modificado hecho por colombianos.
Hay que seguir promoviendo la investigación, hay que dar recursos para que los investigadores puedan hacer su trabajo y hay que darles acceso a los agricultores a esta tecnología.
A Colombia le hace falta mucho para que los agricultores puedan crecer y desarrollarse en cuanto a tecnología se refiere.
¿Cuál es el estudio nacional que está próximo a salir al mercado?
La investigación que hoy en día está más adelantada es la papa resistente a la polilla guatemalteca. Es una investigación de la CIB de Medellín, ellos ya hicieron todas las etapas de bioseguridad en laboratorio, invernadero en áreas confinadas y escalaron a campo en áreas controladas. Faltan otras pruebas para salir al mercado.
Cultivos transgénicos en el mundo
En 2014 se cultivaron 181,5 millones de hectáreas de cultivos transgénicos o genéticamente modificados (GM) en todo el mundo, seis millones más que en 2013. Así lo señala el informe publicado recientemente por el Servicio para la Adquisición de las Aplicaciones Biotecnológicas (ISAAA, por sus siglas en inglés).
Con la incorporación de Bangladesh, fueron 28 los países que sembraron transgénicos, de los cuales 20 son naciones en desarrollo y ocho son industrializados.
Desde 1996, más de 10 cultivos fueron autorizados para comercialización, incluyendo commodities como soja, maíz y algodón y también frutas y hortalizas como papaya, zapallo, berenjena y papa.
Las características introducidas van más allá de la tolerancia a herbicidas y la resistencia a enfermedades e insectos, incorporando también otros rasgos importantes para el productor y el consumidor, como la tolerancia a sequía y mejoras en la calidad.
Según el informe, Estados Unidos continúa liderando la producción de transgénicos con 73,1 millones de hectáreas y registrando también el mayor crecimiento (un 4 por ciento más) desde el año 2013.
PARA DESTACAR: En 2014 se cultivaron 181,5 millones de hectáreas de cultivos transgénicos o genéticamente modificados (GM) en todo el mundo.
Por: Fausto Mauricio Manrique Horta
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